Tres microrrelatos que tienen en común:
- estar ambientados en la carretera
- ser un viaje iniciático donde se opera un cambio importante en los protagonistas
- no superar las 160 palabras
Venganza
Una sola idea ocupaba la mente de Julio durante la excursión: la venganza. Quiso la providencia que sorprendiera cierta conversación sobre Carlos que le dio la clave para llevar a cabo su propósito en el viaje de vuelta.
-¡Tú, pringado!- le gritó Carlos -Habíamos quedado en que tus bocadillos eran míos, ¿no?
Julio entregó la merienda a su acosador, disimulando una sonrisa de expectación. En cuestión de segundos, el autobús escolar se llenó de crueles risas: Carlos tosía y se hinchaba.
-Mantequilla... de cacahuete. Soy... alérgico- logró articular. Cruzó una mirada con Julio y lo comprendió todo. Después perdió el conocimiento.
Hugo
-¡Taxiiiii!- gritó ella agitando una mano mientras se sostenía el vientre con la otra.
-Al hospital, claro- dijo el taxista antes de ponerse en marcha a toda velocidad.
-Bufff...- resopló la parturienta- No hay tiempo. ¡Tendrá que asistirme!
El taxi se hizo a un lado con un brusco frenazo y el conductor se lanzó al asiento trasero.
-¡Ya está aquí!- exclamó depositando un bulto lloroso y sangriento en los brazos de su madre.
-¿Cómo se llama usted, buen hombre?
-Hugo, señora.
-Huguito, cariño, dale las gracias a este caballero- susurró al pequeño mientras le guiñaba un ojo.
Aprendizaje
Félix estacionó el coche de la autoescuela.
-Buena suerte en el examen de mañana- le deseó Natalia desde el asiento del copiloto.
Félix se giró. Tenía que confesárselo. ¿Cómo renunciar a las confidencias en carretera, a las sonrisas cómplices en el retrovisor, al viento jugando con su melena...? Entre práctica y práctica, se había enamorado perdidamente de su profesora.
Pero se echó atrás en el último momento.
-Gra-gracias- balbuceó ruborizándose antes de despedirse, y suspiró.
Volvería a suspender. Estaba decidido.
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