Transformador ritual
findesemanario.
Mi alter ego nocturno
se echa a la calle
se echa a la calle
entre risas y saludos.
La vivificante brisa
refresca mis ánimos
y el crujiente taconeo
resuena en la quietud.
El ambiente vibra, expectante,
cargado de electricidad.
Franqueando el club,
la adrenalina se dispara:
tintineo de cubitos,
guiños de neón,
éxtasis sonoro,
euforia colectiva,
coreografía de besos
en la humosa neblina...
Ebria de ritmo
y poseída por la música,
me abandono a su armonía
creciéndome en una
liberadora danza catártica.
liberadora danza catártica.
De vuelta a casa,
el alba revela las huellas
de una sesión intensiva.
Cabello enmarañado
y borrón de maquillaje
corrido por el sudor.
Envuelta en el pegajoso
aroma del tabaco
mezclado con perfume,
revivo sensaciones
con sonrisa satisfecha
mientras la bruma etílica
se despeja lentamente
y se funde con el sopor
de la somnolencia
tras otra noche memorable.
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